Cultura y Sociales. Hoy con: Verónica Rivas
Los Diablos de Yare, tradición del estado Aragua.
Aragua.- Los Diablos danzantes de Yare, son un conjunto de manifestaciones religiosas populares en Venezuela de diversas regiones, realizada por distintas agrupaciones que en conjunto conforman cofradías, que celebran la presencia de Cristo en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, de acuerdo con la doctrina del catolicismo.
Es una de las cofradías más antiguas de Latinoamérica y las más grande del mundo. Su origen se remonta desde el siglo XVIII en un pequeño pueblo de miranda, llamado San Francisco de Yare, fue funda en las haciendas del estado Aragua y Vargas, esta unidad de los Diablos Danzantes está dividida en un orden jerárquico, que se representa en sus respectivas máscaras.
El traje del diablo varía de un lugar a otro, pero la característica más común e importante del traje es el uso de una máscara y lo colorido del traje que no es disfraz si no el traje ceremonial.
La característica mas resaltante de esta festividad es la devoción mostrada por sus participantes al cumplir las promesas, las cuales normalmente son por asuntos de salud donde se hace referencia a enfermedades difíciles de curar o accidentes que pusieron en riesgo sus vidas.
Esta se celebra cada jueves de corpus christi (9 jueves después del jueves santo) donde se hace la danza de los diablos danzantes, rindiéndole homenaje al Altísimo Sacramento del Altar y se celebra el triunfo del bien contra el mal.
Al amanecer, los demonios irán en procesión al cementerio, donde realizarán una danza para rendir homenaje a los diablos muertos y pedir permiso para comenzar la ceremonia. Después del permiso, regresan a la puerta de la iglesia (ya que el diablo no entra en la iglesia), donde permanecerán exhaustos mientras el párroco celebra la Misa del Cuerpo de Cristo.
Sus trajes rojos, sus coloridas máscaras y la fe en la que se unen los promeseros, los demonios danzantes hacen de esta celebración un verdadero ejemplo de cultura de encuentro que se dio en nuestro país con la llegada de los españoles.
Entre las herramientas utilizadas estaban las maracas, que eran herramientas de los aborígenes chamanes y diestros promotores para alejar los malos espíritus y evitar cualquier interferencia con el ritual. El tambor, que se encarga de anunciar la salida del Diablo, además de acompañar a la procesión, también es conocido como tambor trampa, representando su origen africano.
La cruz, usada como protección, simboliza los cuatro puntos principales y la unión de los opuestos. El cielo y la tierra se reconciliaron en la cruz. También podemos pensar en las campanas como un accesorio, una especie de campanita que se lleva en la cintura, se dice que al sonarla ahuyentará las malas influencias. El látigo, símbolo de autoridad para los capataces, estaba destinado a despertar el respeto dentro y más allá de la fraternidad. Los Diablos tiene diferentes niveles de jerarquía: tres capataces, cinco choferes, el primer tesorero, el segundo tesorero, los ayudantes, un capataz mujer, un primer ayudante de capataz, un segundo ayudante de capataz, porta estandarte, promeseros, promeseras.
Los festivales folclóricos, y las fiestas de baile en Venezuela particularmente, son mucho más envidiables de lo que se podría pensar a primera vista. El folclore, como la literatura, es uno de los pocos medios a través de los cuales preservamos las huellas de nuestros antepasados que se han conservado a través de los siglos que han forjado la historia de los países latinoamericanos.
Analizando los elementos que caracterizan las fiestas populares se ha conseguido lo que se puede ver como lo más bonito y auténtico del ser americano. Se formó el concepto de cultura latinoamericana, producto de un proceso histórico de integración.
El folclore, la música y la literatura son los medios a través de los cuales las creencias, costumbres y tradiciones brutales han sido posibles a lo largo de los siglos. Los amerindios, africanos y europeos han dejado su huella en estos festivales sin que una cultura predomine sobre la otra.
Tampoco pueden ser considerados un simple homogeneismo religioso-cultural. Estas fiestas han evolucionado a lo largo de cuatrocientos años, integrando y reinterpretando realidades a través de las nuevas formas que ofrecen los hechos históricos: la adoración de la Eucaristía, el uso de instrumentos musicales, la realización de procesiones, la colocación de altares y el uso de figuras alegóricas para la devoción de los fieles.
Entre las protecciones de los diablos danzantes están las palmas benditas, cosechadas durante la semana del Domingo de Ramos, según una tradición muy arraigada del pueblo de Venezuela, eran utilizadas como medio de protección contra diferentes peligros. La palma, es símbolo milenario de la victoria, está bendecida y en forma de cruz, representando un precioso talismán en la lucha contra las fuerzas misteriosas y malignas. Convencidos de que el diablo puede ser asociado a través de sus representantes en la ceremonia de baile, usan pequeñas cruces hechas de palmas o telas de colores contrastantes que cosen en sus ropas. Se pueden ver en el pecho, en la espalda, en las extremidades e incluso en los zapatos. También utilizan cruces de tela aplicadas al vestido. Otros símbolos religiosos es la medalla del Santísimo y el rosario, una cuenta en forma de cruz que se bendice, testimonio de una promesa hecha por la persona involucrada, Cada participante lleva oculto, o a la vista, escapularios, estampas y oraciones para su protección personal.
Los demonios danzantes del Corpus Christi en Venezuela son una de las manifestaciones del patrimonio venezolano que, por su riqueza, significado y tradiciones, refleja fielmente la identidad y diversidad cultural de nuestro país, hogar de indígenas, europeos y africanos. Gracias a la memoria colectiva de los miembros y los conocimientos asociados a estas expresiones culturales, transmitidos de generación en generación, esta tradición se ha perpetuado y revivido hasta nuestros días.
En este sentido, debemos resaltar que esta expresión cultural se expresa no solo en la población de Yare, estado Miranda, sino también en el estado Aragua, Carabobo, Cojedes, Guárico y Vargas. estas fueron las cofradías que se organizaron, ahora la Sociedad de los diablos en Venezuela.
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